lunes, 30 de mayo de 2011

A un paso de distancia, reconfortantemente lejano.

Que sucederá en las cabezas ajenas, tantas ideas, infinidad creativa, innombrables recuerdos. Una cabeza, una existencia que no depende exclusivamente de su dueño, son muchos los cruces sociales que la instigan a enrumbar destinos inciertos; ¿Quién poseyera una verdad imbatible al eco ensordecedor de un entorno agresivo? No lo sé, nadie lo sabe. Pero las limitantes mentales a las cuales nos vemos expuestos, de las cuales abiertamente me he visto afectado solo me dejan un recurso… solo tengo opción a una pregunta y en base a ella intentar responder todo mi antiguo enigma; mis gracias eternas y mis penas pasadas. Solo me pregunto “¿Por qué?”. Ante mi sorpresa un recurso extinto, una frase muerta a estas alturas respira nuevamente, susurra a mi oído; ¿Por qué? Crecí dentro de un silencio; no le otorgue tiempo gratis a confusas teorías que socavaban intensamente mi ser; un lamento dejó de serlo cuando impuse una razón irrefutable ante aquella escasa concepción de la alegría, de algún buen día. Era una apuesta muy grande para perderla, era muy pequeño el premio para arriesgarme, bella analogía de un sentir difuso.
 Repregunto, ¿Por qué? Y lo hago solamente por ocupar algo de tiempo que hoy me sobra ya que esa pregunta antes que esclarecer, puede verse como una errónea expectativa del asunto ya juzgado. Y en este caso, al igual que muchas, demasiadas veces probablemente, si yo no me la respondo, jamás nadie podrá hacerlo. Ante mi voz interrogante las almas que me rodearon callaron sepulcralmente; jugaron a no encarar sus pasiones y huyeron sin probar victoria… lo he pensado desde siempre y hoy una vez más lo confirmo, perdiendo muchas veces se gana, dualidad de ejemplos que he visto muy cercanos; cosas que suceden.

Entiendo muy bien lo que acepté como una experiencia, las dudas se perdieron en la espesa niebla con destino opuesto, se oculta en su norte mientras recorro mi camino al sur. Pero esa niebla está perdida mas no disuelta; las dudas y confusiones que ella contenía sé que seguirán ahí por mucho tiempo, se irán por completo cuando esta olvide el origen de su tormento o cuando en valiente lucha interna sepa que antes de ser confusa, era una linda causa de origen extremadamente noble. Ha de ser seguramente la primera opción. Acciones como la de aparecer oculta en las noches, haber borrado el registro de sus rutas pasadas, o la de simplemente amanecer recordando un amanecer distinto (redundancia aplicada con sobra de criterio) son síntomas de aquella confusión; burlas elocuentes a decisiones tomadas. Aquella niebla vive, siente, vuela, desciende, se pierde, aparece y se extingue; rumbos deseados con audacia y gran torpeza, una realidad tan falsa desde su inicio con una certeza tan bella como el fruto de su propia entraña. Ahora el espacio es reconfortante, un silencio incómodo convertido en tanta expectativa de vida; yo siento el viento fresco y sonrió por ya estar repuesto. 

Danzante que brilla el tablón que lo acoge, danzante que cae y tiene el valor de seguir danzando; danza con pasión en su vida, siente sus pasos con orgullo, ama la idea de danzar como quiere, danza hasta que deba hacer un alto y reponerse, se presenta imponente nuevamente y magistralmente sigue danzando.   

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