jueves, 10 de febrero de 2011

Llegó el final...

Estimado
Compañero de lucha.-
Antes que nada, agradezco su apoyo incondicional, su fe inquebrantable y el inmenso sentimiento de amistad que usted me ha otorgado; para mí es un gusto indescriptible SABER que me lo he ganado.
En lo que respecta a mi reporte final le informo lo siguiente: Fueron cinco días de lucha, nuestras fuerzas de combate dieron sus mejores esfuerzos, SE LUCIERON; dieron gala de gloria y honor… pero todos cayeron. Mandamos al frente a todos y con todo, usted entiende que era nuestra última batalla, que era el compromiso con nuestro destino y no estuvimos dispuestos a morir sin dignidad. Nos llenamos de valor y disfrazamos el miedo, estuvimos fenomenales, tanto así que ni el miedo se quiso  perder este combate. Increíblemente hizo lo insospechado y a ojos cerrados luchó a nuestro lado por lo cual sugiero darle el mérito post mortem a la grandeza. Fue mágico.
Que le diré compañero, lo hicimos… luchamos y no vencimos, pero lo hicimos. Pero aquí le va algo que le aseguro lo va a sorprender. Usted no dudó nunca de nosotros; nos otorgó los fundamentos y argumentos para que creyéramos en nuestra hombría y desafiáramos lo establecido; usted logró que reconociéramos nuestros errores pasados y estemos dispuestos a fusilarlos con la valía de la determinación, a enmendar las frustraciones y desterrar nuestras dudas, gracias. Sabemos tambien su dolor al no habernos podido acompañar en esta, la OPERA PRIMA de los penitentes, el grito máximo de los indulgentes, la coronación de los excluyentes. Hasta aquí espero que esté todo claro y expuesto conforme a la franqueza con la cual siempre y sin dudarlo, me he dirigido a usted. En medio del fulgor intenso de esta batalla final, cuando todos apuntamos el mismo rumbo y no flaqueamos ni leve instante, llegó al campo de batalla un pelotón de monstruos degradados a escoria que revelaron mecanismos de guerra jamás antes implantados y que nos sorprendieron por embestida salvaje y despiadada. Pedimos disculpas por la ingenuidad nuestra en pensar que esta era una guerra honorable, se imagina, que nos llevó a pensar esto?… qué guerra es honorable? Seguramente existen principios y  combatientes honorables, pero nunca guerras honorables!!! Nunca nos preparamos para esto, pero igual los combatimos, usted sabe cuál era nuestra consiga, GANAR O MORIR, PERO MORIR CON VALOR, con la frente tan alta en cuanto aún tengamos un suspiro de vida! Tanto así que vencimos a aquel pelotón, se imagina??? Los vencimos a punta de temple y con cada vez menos combatientes… es tan gratificante estarle comentando esta gloriosa hazaña. En ese momento los pocos que quedábamos, confiamos que la victoria estaba cerca… primera vez la sentimos tan cerca; FUE ENTONCES QUE NOS DIERON EL GOLPE DE GRACIA, sin notarlo caímos en la trampa, después de todo la historia sabrá juzgarnos; si fuimos combatientes dignos o simplemente escollos para hacer un frente de guerra, una guerra que con nosotros nació pero cobró vida propia y cuando quisimos terminarla, no tuvimos la capacidad de hacerlo.
 Donde llegamos era un campo espectral; el silencio atormentador primó en nuestra presencia, ya no estaba el miedo a nuestro lado porque fue dado de baja por aquellos monstruos que le indiqué. Nuestros corazones multiplicaron su guardia y nuestras mentes no olvidaban nuestro objetivo; era una guerra psicológica en donde las sombras que aparecían y se borraban de repente tenían la facultad de hacer daño, no supimos con quien combatíamos pero no queríamos resignarnos, no lo hicimos… aquí encontramos entre espectros desgradables a la tan indigna traición; algunos camaradas nos traicionaron y se muy bien quienes fueron, huyeron pero me aseguraré que paguen la cuenta por su bajeza, no habrá perdón ni olvido. Ahora yo le pregunto con todo el pesar que deja una guerra que si bien es cierto, no claudicamos pero igual la perdimos… es deshonroso dejar de ser clemente ante el enemigo y determinarse a atacarlo de manera animalesca y brutal para intentar que reaccione y así acabarlo? Esa fue nuestra última premisa; presionar la situación y terminar esta revolución de glorias y triunfos por un lado, penas y rencores por el otro. Con la calma que la soledad dispone le comento que hemos saldado las culpas y pagado las penas. Presionamos y concluimos nuestra historia, se humanizaron varias de las sombras y se volaron, llevandose con ellos a nuestros pocos combatientes que quedaban en pie de lucha. Otras sombras tan solo abandonaron el campo de guerra y entonces solamente quedé yo… solamente yo. Volví al cuartel y no encontré a nadie, siento que me estoy solidificando hacia un nuevo ser, pero estoy tranquilo. A las penas y tristezas las conservo en mi equipaje; mi orgullo representa mi mayor puntal y las heridas, son mis hechos concluyentes . Ya de aquí no se rescata nada y ahora emprendo mi regreso a casa, o donde el destino disponga mi descanso, me lo gané… este es mi reporte de guerra compañero, nos hemos de encontrar a lo largo de la vida, tengo una sensación de que algunas de las cosas que vi en este tramo final no son ciertas y que esas sombras que desaparecieron saben algo que pudieran dañarme, que le parece, difícil que lo logren... mis enemigos jamás sintieron la majestuosidad de esta hazaña, nunca lo hicieron, pude verlo en sus ojos, sentirlo en el combate; se mostraron confundidos y solo se mecanizaron en acabarnos. Estoy en transición… soy el hombre errante que no perdió su convicción, que cree que mañana la vida te dará las pautas y “tú serás quien las destine como propias”. Estimado Compañero, hasta que el viento ubique su presencia al alcance de mis sentidos, paz y fuerza en su vida, adiós…

PD: Una reflexión Compañero, quien se encuentra confundido, jamás tuvo una certeza; quien no reconoce lo que siente es porque jamás lo ha sentido; quien le da la espalda sin mostrarle respeto, jamás ha de merecer el suyo... cuídese por favor de ese tipo de gente...

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